¡Gracias, Amigas! Por el esfuerzo, por el tiempo, por la comida, por los postres, por la convocatoria, por la generosidad, por el afecto.
Gracias a todos por hacernos sentir tan acompañados y consentidos.
¡GRACIAS!
No quiero que este día pase sin dedicarle algunas letras.
Y estas líneas van, simplemente, en agradecimiento a los "genes" que me han regalado mi madre y mi abuela para ser docente. Ha sido un regalo hermoso, un verdadero sentido de vida, y la invitación día a día a maravillarme con cada rostro que sonríe al haber aprendido algo nuevo.
Estoy segura que estos meses extrañaré los salones de clases, las preguntas curiosas de mis alumnos, sus preocupaciones y sus logros.
Mientras tanto estaré intentando ser maestra de otro tipo, y seguramente descubriendo que nunca he sido más aprendiz que a partir de la llegada de mi nuevo maestro.
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...así se van poniendo mi mente, mis sentimientos, mi respiración, mis pensamientos, mi bebé, mi función personalidad, cada vez que sumo al calendario una noche más de insomnio.
Si recibir es, entre muchas otras cosas, estar abierta a la intimidad,
¡me urge aprender a hacerlo!
¿Alguien sabe por dónde puedo empezar?
